Villanueva de la Torre es una pequeña población,
dependiente del ayuntamiento de Barruelo de Santullán situada en el alfoz de
Aguilar de Campoo en la montaña palentina. Se sabe de su existencia desde el
siglo XI con el nombre de Villa Nova (algunos nombres debieran estar prohibidos
ser utilizados en determinadas ocasiones). En el siglo XV tomó el distintivo de la torre por la construcción defensiva que se construyó en sus
proximidades.
Hacia 1170-80 sus habitantes, o el abad del monasterio de
Santa María de Aguilar de quién dependían las tierras, decidieron encomendar
sus problemas trascendentales a la protección de Santa Marina. Por ello
construyeron una iglesia rural, siguiendo las directrices del estilo artístico
del momento, el románico, y ponerla bajo la advocación de la santa.. De aquella
época se conservan la torre y la cabecera semicircular. El cuerpo central de la
iglesia se volvió a edificar en el siglo XV con arcos apuntados como
correspondía, y un poco más ancha que la cabecera. Es probable que la primitiva
planta románica también tuviera esta estructura. El conjunto de la iglesia se
define por su sencillez y discreción decorativa en algunos puntos próximos a la
tosquedad.
Grifos entrelazados entre si y la naturaleza. Capitel del arco triunfal. Iglesia de Santa Marina. Villanueva de la Torre. Palencia. |
De todo el templo destacan los capiteles sobre los que se apoya el arco triunfal. Son
los únicos de carácter figurativo.
En uno de ellos se muestran
cuatro grifos entrelazados entre si y con elementos vegetales de una factura de
muy alta calidad. Este ser híbrido, mitad águila mitad león, compendio de la fuerza
y la vigilancia en el exterior (canecillos) de los templos medievales como
vigilante y protector. En el interior parece más lógica su presencia por otra
simbología añadida cuál es representar la dualidad de la naturaleza de Cristo:
humana y divina a la vez.
Daniel entre los leones. Capitel del arco triunfal. Iglesia de Santa Marina. Villanueva de la Torre. Palencia |
Enfrente, el otro capitel del
arco triunfal está dedicado al pasaje bíblico del profeta Daniel castigado al
foso de los leones por orar a un dios que no era su rey. Y así se le representa
aquí, de frente, con los brazos en alto en oración, mientras los leones lamen
sus pies. Elementos vegetales completan el conjunto de la cesta del capitel al
igual que en el anteriormente descrito. La factura del resto de la
representación es muy distinta. Daniel y los leones toman acto de presencia
ante el espectador, el fiel, en cuanto se les mira. El pasaje bíblico se hace
presente al instante Su talla no es tan fina y delicada como los elementos
vegetales o los grifos representados enfrente, cuya comprensión, más abstracta,
parece dirigida a mentes más cultivadas. Parece que el cantero ha conseguido
dominar la técnica de la talla y también los principios de la comunicación
artística. Estudios más precisos entienden que el autor de estos capiteles no
es el del resto de la decoración del templo, pero que sí son el mismo.
Estos razonamientos me llevan a
otro tema que plantearé con más precisión en la próxima entrada referido al
discernimiento sobre cuál es el lugar más adecuado para su contemplación.
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