viernes, 28 de septiembre de 2012

COLMENARES DE OJEDA

Escena del bautismo. El padrino, el oficiante y su asistente. Pila bautismal.  Parroquia de Colmenares de Ojeda (Palencia)
Uno de los soportes narrativos más interesantes del mundo románico, son sin lugar a dudas, las pilas bautismales. Organizadas como frisos o como yuxtaposición de escenas permiten desarrollar un relato un poco más largo y complejo que las cestas de  los capiteles.
Entre las existentes en la provincia de Palencia una de las más celebradas es la de la iglesia parroquial de Colmenares de Ojeda. Es el único resto románico que se conserva en el lugar. De un tamaño respetable (84 x 123 cms) fue realizada a finales del siglo XII.
Izq. Las tres Marías y el sepulcro vacío. Dcha. Grifo rampante entre vegetación. Pila bautismal.  Parroquia de Colmenares de Ojeda (Palencia).
El programa iconográfico se organiza  a modo de friso en cuatro escenas dispuestas como un continuo, sin mayor separación que la compositiva. La última escena, en lo que podemos presumir zona posterior de la pila, está dedicada al pasaje de las tres Marías y el sepulcro vacío mostrado por dos ángeles mientras los soldados yacen dormidos en el suelo. En sentido contrario a las ajugas del reloj se muestra la figura de  un grifo rampante entre motivos vegetales. Algunos autores identifican al ser fantástico con los infiernos  y la muerte del alma. A la derecha, siguiendo el sentido de las agujas del reloj, una escena que sigue presentando dudas en su interpretación. En ella dos personajes se abrazan en presencia de un tercero que apoya la mano sobre el hombro de uno de ellos. Algún investigador lo relaciona con la resurrección de Lázaro y otros con el pasaje de los discípulos de Emaús. En ambas interpretaciones se hace referencia a la resurrección. No olvidemos que la parte contrapuesta de la pila está ocupada por la representación de la muerte y el infierno (grifo). El relato concluye, en realidad comienza, con la escena del bautismo en la parte anterior de la pila donde un sacerdote bendice, con los dedos medio e índice extendidos, mientras sumerge, parece a un niño en la pila bautismal. A su derecha el padrino le acompaña, y a su izquierda un asistente llevando la cruz. Más a su izquierda la madrina (con la cabeza cubierta) cierra la escena por esta parte. En la contraria otros dos hombres acompañan a sendos niños que serán los próximos en recibir las aguas bautismales.
Escena de la Resurrección de Lázaro o de Los discípulos de Emaús. Pila bautismal.  Parroquia de Colmenares de Ojeda (Palencia).
En resumen, la representación del bautismo como la puerta que da acceso a la vida (Lázaro o Discípulos de Emaús)  en contraposición a la muerte y la condenación (grifo) o la nada (sepulcro vacío).
La talla de muy alto relieve, casi de bulto redondo, es de una gran calidad, y aunque mantiene ciertos estereotipos arcaizantes (boca en v invertida, ojos almendrados con pupila de trépano) consigue buena expresividad en algunas figuras y rostros y una muy buena variedad narrativa.
El bautizo. Pila bautismal.  Parroquia de Colmenares de Ojeda (Palencia).
Todo esto me lleva a otro tema que me gustaría comentar con mis lectores. La pila bautismal de Colmenares de Ojeda cumple casi todos los requisitos de los objetos que están en los museos para su contemplación por un público más numeroso. En efecto es un objeto raro, aunque no tenga peligro de pérdida, es un objeto de calidad, y sobre todo es un objeto representativo, muy representativo de un momento histórico y un lugar determinado. Desde el punto de vista del patrimonio cultural es un objeto de valor. Sin embargo no es un objeto museable. Tiene una característica que hace inadecuada su musealización: Es un objeto en uso. Es un objeto que lleva 800 años utilizándose en la vida normal de Colmenares de Ojeda. Se sigue utilizando como pila bautismal. Muchos antiguos vecinos de la población que ahora lo son de las ciudades industriales de la costa y de la capital traen a sus hijos a bautizar a su pueblo y en esta pila, aparte de ser cuidada por los lugareños, cuando es necesario con ayuda de las autoridades, y visitada por todo amante del arte y la historia.
Los padrinos llevan a sus ahijados al bautismo. Pila bautismal.  Parroquia de Colmenares de Ojeda (Palencia).

Los museos, centro de la maquinaria el reciclaje cultural, solo guardan objetos representativos de un tiempo y de un lugar cuando estos han perdido su función primigenia. En el museo son reciclados y adaptados a la difusión y contemplación de lo pasado, porque los recicladores (autoridades culturales) los reutilizan para otras funciones tomando posición con ellas. La selección del tiempo hace que los testimonios culturales que sobreviven sean de alta calidad (en parte es una de las razones de su supervivencia) y, por esta razón, los museos suelen albergar objetos de alta calidad, característica que llega a identificar a la propia institución museística, cayendo sin querer en una perversión: los objetos que alberga un museo son siempre de alta calidad. Todos sabemos que esto no es así,. Los objetos de los museos son representativos y, solo a veces, de calidad.
Por todo ello no son posible los museos de arte contemporáneo y ellos mismos suelen adoptar el término de Centros de Arte Contemporáneo. Pero esto nos lleva a otro punto ya muy lejos de Colmenares de Ojeda de su pila bautismal.

domingo, 23 de septiembre de 2012

VILLANUEVA DE LA TORRE

Vista de Vilñlanueva de la Torre (Palencia). En primer término la iglesia de Santa Marina. Al, fondo la torre del siglo XV. Entre ambas construcciones el caserío actual. No todas las edificaciones están ocupadas
Villanueva de la Torre es una pequeña población, dependiente del ayuntamiento de Barruelo de Santullán situada en el alfoz de Aguilar de Campoo en la montaña palentina. Se sabe de su existencia desde el siglo XI con el nombre de Villa Nova (algunos nombres debieran estar prohibidos ser utilizados en determinadas ocasiones). En el siglo XV  tomó el distintivo de la torre por la construcción defensiva que se construyó en sus proximidades.
Interior de la Iglesia de Santa Marina. Villanueva de la Torre (Palencia). Se pueden apreciar con claridad las dos épocas constructivas, románica y gótica, así como algún aditamento posterior retablo.
Hacia 1170-80 sus habitantes, o el abad del monasterio de Santa María de Aguilar de quién dependían las tierras, decidieron encomendar sus problemas trascendentales a la protección de Santa Marina. Por ello construyeron una iglesia rural, siguiendo las directrices del estilo artístico del momento, el románico, y ponerla bajo la advocación de la santa.. De aquella época se conservan la torre y la cabecera semicircular. El cuerpo central de la iglesia se volvió a edificar en el siglo XV con arcos apuntados como correspondía, y un poco más ancha que la cabecera. Es probable que la primitiva planta románica también tuviera esta estructura. El conjunto de la iglesia se define por su sencillez y discreción decorativa en algunos puntos próximos a la tosquedad.
Grifos entrelazados entre si y la naturaleza. Capitel del arco triunfal. Iglesia de Santa Marina. Villanueva de la Torre. Palencia.
De todo el templo destacan los capiteles  sobre los que se apoya el arco triunfal. Son los únicos de carácter figurativo.
En uno de ellos se muestran cuatro grifos entrelazados entre si y con elementos vegetales de una factura de muy alta calidad. Este ser híbrido, mitad águila mitad león, compendio de la fuerza y la vigilancia en el exterior (canecillos) de los templos medievales como vigilante y protector. En el interior parece más lógica su presencia por otra simbología añadida cuál es representar la dualidad de la naturaleza de Cristo: humana y divina a la vez.
Daniel entre los leones. Capitel del arco triunfal. Iglesia de Santa Marina. Villanueva de la Torre. Palencia

Enfrente, el otro capitel del arco triunfal está dedicado al pasaje bíblico del profeta Daniel castigado al foso de los leones por orar a un dios que no era su rey. Y así se le representa aquí, de frente, con los brazos en alto en oración, mientras los leones lamen sus pies. Elementos vegetales completan el conjunto de la cesta del capitel al igual que en el anteriormente descrito. La factura del resto de la representación es muy distinta. Daniel y los leones toman acto de presencia ante el espectador, el fiel, en cuanto se les mira. El pasaje bíblico se hace presente al instante Su talla no es tan fina y delicada como los elementos vegetales o los grifos representados enfrente, cuya comprensión, más abstracta, parece dirigida a mentes más cultivadas. Parece que el cantero ha conseguido dominar la técnica de la talla y también los principios de la comunicación artística. Estudios más precisos entienden que el autor de estos capiteles no es el del resto de la decoración del templo, pero que sí son el mismo.
Estos razonamientos me llevan a otro tema que plantearé con más precisión en la próxima entrada referido al discernimiento sobre cuál es el lugar más adecuado para su contemplación.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

ABRIMOS EN VERANO

Capitel doble con decoración vegetal. Muro sur del presbiterio. Ermita de Santa Cecilia. Vallespinoso de Aguilar (Palencia).
Abrimos en verano, en Semana Santa, y, creo, en el período vacacional que corresponda, es un programa de apertura de monumentos que patrocina la Junta de Castilla y León en el territorio de su competencia. El programa se basa en el principio de que algún vecino del lugar asume la obligación de enseñar el monumento a cualesquiera visitantes que se puedan acercar por la población. De esta manera cada ermita, iglesia parroquial, convento abandonado y cualquier otro monumento de tierras castellano-leonesas tiene su portero, su guía, su cuidador, y su vigilante permanente.
La guardesa en el interior de la ermita de Sta Cecilia. Vallespinoso de Aguilar.
Para hacerse una idea ajustada el lector debe tener en cuenta de que hablamos de poblaciones con menos vecinos que los que hay en mi comunidad de la ciudad. Poblaciones como Vallespinoso de Aguilar cuya ermita de Santa Cecilia ilustra estas palabras, Respenda de Aguilar, Barrio de Santa María, Rebanal de las Llantas, Colmenares de Ojeda y otros muchos, son pueblos de la provincia de Palencia que he visitado este verano para buscar la obra artística en su entorno y en las que sus habitantes se cuentan con los dedos de muy pocas manos. Son tan pequeños que en muchos casos no hay bares, ni ningún servicio hostelero. La despoblación es el gran problema de muchas zonas rurales de España. La ausencia de servicios no facilita el acercamiento de visitantes. Parecería que el lugar está abandonado y que todo el mundo se ha olvidado de aquella maravillosa, pila bautismal que le cristianizó en el pueblo sus padres, de los capiteles que organizaron su primera historieta o del lugar donde se reunían con motivo de fiestas y conmemoraciones.
Sansón desquijarando al león. Ermita de Santa Cecilia. Vallespinoso de Aguilar (Palencia).
Sin embargo los monumentos están a disposición de todo el que los quiera visitar. En la puerta de la iglesia alguien estará esperando nuestra llegada, o tendremos noticias de un número de teléfono donde poder llamar para que nos abran. En todos los casos alguien se presenta en menos de cinco minutos aunque haya dejado la comida a medio hacer o posponga por una hora la partida que estaba jugando en casa de un vecino. A veces lo que no espera es la dirección de la persona encargada. En su casa dejará las tareas para atendernos. En otras ocasiones, preguntando por el encargado a algún paseante la llamada va recorriendo de boca en boca, por los pocos habitantes hasta llegar a algún lugar donde alguien coge una llave y atiende al viajero casi de inmediato. Siempre me han atendido con diligencia y entusiasmo. Yo quiero reconocerlo de forma pública en estas líneas.
Grifos afrointados. Ermita de Santa Cecilia. Vallespinoso de Aguilar (Palencia).
Una vez en la iglesia (este verano lo he dedicado a contemplar ejemplos del románico del norte de la provincia de Palencia casi siempre en ermitas e iglesias parroquiales) mis diligentes porteros se convierten en documentados guías. Quizás solo sepan de su monumento pero se lo saben casi todo. Aún recuerdo la descripción de los herrajes de la puerta de la Ermita de Santa Eulalia, en Barrio de Santa María. Embelesado con la descripción no tomé las notas necesarias pensando que la bibliografía me volvería a llevar al texto que sirvió de base a la explicación. No lo he encontrado por lo que volveré otra vez al lugar convenientemente equipado con una grabadora de audio. Algo parecido me pasó en Matalbaniega* donde la guardesa hacía comparaciones razonadas (la parte memorística ya la había abandonado) entre los canecillos de su ermita de San Martín y de otros de la zona de La Ojeda.
Las tres Marías ante el sepulcro de Cristo. Portada de la ermita de Santa Cecilia. Vallespinoso de Aguilar. Palencia.
Uno de los grandes alicientes es la posibilidad de hacer fotografías. En esta ocasión no olvidé llevar un trípode muy estable, por tanto grande, y con tranquilidad capté cuanto detalle se me antojó. No había más restricciones que las propias de la toma de vistas de objetos artísticos: las derivadas de la intensidad de la luz. En solo dos ocasiones encontré pinturas románicas que fotografiar. En la primera, en Barrio de Santa María la guardesa tenía siempre la puerta muy entornada para conseguir una iluminación mínima, lo justo para visualizar la decoración pictórica. Otros visitantes intentaron abrir las hojas de la entrada para hacer fotos sin flash, como ella recordaba la cada vez que entraba un viajero, pero fue una batalla siempre ganada para la conservación. En otro pueblo Matamorisca*, también con pinturas en las paredes, el hombre que nos acompañaba al ver que yo usaba trípode solo se ocupaba de las explicaciones. Pero en un momento dado presioné de forma inconsciente el botón que levanta el flash de la cámara. No sé si llegó antes el final del recorrido del flash o la palabra NO a mis oídos a la vez que el hombre se interponía entre la cámara y el fresco. Los guardeses sabían muy bien su trabajo
Exterior. Ermita de Santa Cecilia. Vallespinoso de Aguilar (Palencia).

Por todo ello y más que comentaré en las próximas entradas, mi reconocimiento y mis gracias. Ver el arte en los museos está muy bien, pero verlo en su entorno está mejor, mucho mejor, aunque a veces no se vea con el detalle que permite la proximidad y la iluminación exquisita. ¿O es que el fútbol se ve mejor en la tele que en el campo?
*Los nombres de Matajudios, Matalbaniega, Matamorisca hacen referencia a un lugar en alto o mota donde se dieron agrupaciones poblacionales de judíos, lebaniegos o moriscos.