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jueves, 19 de mayo de 2011

CIUDAD DE LA CULTURA. Santiago de Compostela.

Eisenman, Peter. Ciudad de la Cultura. Santiago de Compostela. Vista de conjunto desde las cubiertas accesibles.
 
Cuando despertó, el dinosaurio estaba allí.
Augusto Monterroso: El dinosaurio,  antes de 1969

El penúltimo (seguro que ya está en la mente de alguien el último) gran sueño de infraestructura cultural en España duerme, aún, en el monte Gaiás en Santiago de Compostela. La Ciudad de la Cultura, alimento de la actividad onírica de Manuel Fraga sigue las pautas de casi toda obra en la que se imbrican arquitectura y política: es grandiosa, desproporcionada, inusual, sorprendente, atractiva y cara, muy cara. En la simbiosis política-arquitectura siempre parece estar presente Keops y su gran pirámide; pocas veces lo está Bramante y su Templete de san Pietro in Montorio a pesar de que esta última construcción sea española.
El Sueño albergará el Archivo de Galicia, la Biblioteca de Galicia, el Museo de Historia de Galicia y un edificio con los Servicios Centrales. Ya se han inaugurado los dos primeros edificios y el dedicado a la administración y servicios centrales. El museo se espera poder hacerlo en 2012. La ciudad tiene previsto acoger, además, un Centro de Música y Artes escénicas (es decir una ópera) cuyo inicio de obras se tiene previsto para dentro de tres años. Aun más lejos se encuentra el inicio de un sexto inmueble concebido como Museo de Tecnología primero y como Centro de Arte después. En total unos 265.000 m2 construidos en una superficie de 70 hectáreas, con un presupuesto inicial de unos 130 millones de euros que ya desbordan la barrera de los 400. El dinosaurio se va incubando.

Eisenman, Peter. Maqueta de la Ciudad de la Cultura.Santiago de Compostela. La ciudad se manifiesta como una continuidad del terreno que se eleva para albergar los siete edificios semisubterráneos que la componen alrededor de una gran plaza y cortados por cinco tajos quye toman la actividad de calles.

El encargado de dar forma al sueño es Peter Eisenman, ganador del concurso convocado por la Junta de Galicia en 1999. El arquitecto americano, autor del escalofriante por su minimalista racionalidad Monumento al Holocausto en Berlín, ha concebido el lugar como una simbiosis del terreno, la trama urbana de Santiago resumida en sus cinco grandes calles medievales, y la racionalidad informática. Esta última se vuelve muy determinante de la forma externa final que es la que he podido contemplar y me vuelve a ratificar en la constatación de que la herramienta posibilita y condiciona la forma, ya sea un pincel de marta en la pintura al óleo o el programa de CAD que corresponda en la Ciudad de la Cultura o el museo Gugenheim.

Eisenman, Peter. Museo de Galicia. Fachada posterior desde la plaza principal de la Ciudad de la Cultura.
Eisenman, Peter. Biblioteca y Archivo desde la plaza principal. Ciuad de la Cultura. Santiago de Compostela.

Para el visitante actual, con las obras a medio hacer, la posibilidad de uso es recorrer la piel de este dinosaurio dormido, sus duras escamas y dejarse llevar por las ondulaciones, tajos y barreras de lo que podría haber sido el inicio de una erupción geológica que se ha quedado en un punto de control como solo saben hacer algunos artistas: Eisenman es uno de ellos.
Hejduk, John. Torres, 1992. Concebidas por Hejduk como torres biónicas y centro de interpretación del Parque de Belvís y nunca construidas se incluyen ahora en la Ciudad de la Cultura como homenaje de Eisenman a su autor.
Pasarán los meses, nos arrepentiremos del encargo y la imprevisión, mientras duren las vacas flacas, espero que aprendamos que no se puede dar tanta libertad a los irresponsables que especulan con el dinero ajeno (nunca una actividad política genera una responsabilidad que le implique de forma personal al político que la ejerció mal o desmesuradamente) y quizás se nos cambie el semblante cuando se inicie la época de las vacas gordas (no sé si la veré pero llegará). Pero cuando llegue este momento, el dinosaurio se despertará, y su vida dependerá de cómo se alimente, lo nutrida y espectacular que sea la temporada de ópera, de las compañías teatrales contratadas, de las orquestas requeridas, y de las exposiciones, etc. Entonces, los gastos de construcción de la ciudad, se minimizarán en comparación con los gastos de mantenimiento que propiciarán otros políticos irresponsables que gestionarán dinero ajeno con los privilegios de ser propio y sin ninguno de sus inconvenientes.
Eisenman, Peter. Biblioteca de Galicia, 2011.Ciudad de la Cultura. Santiago de Compostela.
Costosa. La Ciudad de la Cultura de Santiago es costosa pero existe. No se la van a llevar en 5 o 10 años como los museos cuyas colecciones están alquiladas. Y es muy atractiva desde el punto de vista arquitectónico.  Ahora solo falta conseguir que sea protagonista de pocos acontecimientos y sea sede de muchos servicios y actividades
Mi agradecimiento a Augusto Monterroso por condensar tantas ideas en tan pocas palabras.