martes, 27 de noviembre de 2012

SAN MARTÍN DE FRÓMISTA (Palencia). Glosas tardías a una restauración III.

Capitel de Frómista con el tema de La Muerte de Clitemnestra o La Expulsión de Adán y Eva del Paraiso. Este capitel fue destruido al parecer por considerarse obscenos los cuerpos desnudos de sus protagonistas. Son perfectamente discernibles las huellas de la piqueta en los rostros de los personajes. Museo Arqueológico Provincial de Palencia.
        
--> Sentir el arte. Explicar el arte. Con el recuerdo de mis visitas veraniegas por las iglesias románicas palentinas se me hacen presente estas dos posibilidades de acercamiento al patrimonio artístico. En ocasiones, al visitar la iglesia de una población con muy pocos habitantes tenía una cierta sensación de intruso, de cazador furtivo, de ladrón de placeres ajenos. Parecía que con el tiempo se había abandonado el templo, que el aparente desuso propiciaba un cierto desorden en su interior, que la parroquia ya no funcionaba como aglutinador de los pocos lugareños que no abandonaban su tierra chica. Muchos pueblos están huérfanos de cura y en otros se celebra misa de higos a brevas. Sin embargo cuando nos acercamos de visita siempre había una guardesa que nos habría la iglesia, o un guardés que nos enseñaba la pila bautismal. Algún ramo de flores fresco, a veces, y marchito las más, indicaban que los devotos pervivían entre esos muros. Las iglesias estaban poco utilizadas. Pero se notaba, el furtivo notaba, que el sentido de pertenencia de algunas personas a ese lugar lo mantenía vivo. No estaba ni abandonado, ni en desuso, solo había decrecido el número de sus usuarios habituales y los visitantes no suplíamos (aún) a los naturales del lugar.  
   
--> San Martín de Tours en Frómista no ha corrido suerte semejante. El enclave siempre ha tenido relevancia en cuanto a población y recursos se refiere, sin olvidar que es un punto muy significativo en el Camino de Santiago. La iglesia del antiguo monasterio, extraordinaria antes y después de la restauración, soporta una concepción arquitectónica de exquisita sencillez tectónica y comedida estructuración simbólica. Pero si su programa arquitectónico es discreto y equilibrado, su programa escultórico es amplio, exuberante y de una calidad pocas veces superada. Noventa y seis capiteles, de tema vegetal y figurativo, situados en el interior y en el exterior del templo desarrollan un completísimo programa iconográfico que se complementa con los trescientos canecillos que soportan las múltiples cornisas.  -->
Capiteles, copia y original, con el tema de La Muerte de Clitemnestra o La Expulsión de Adán y Eva del Paraiso. El tema reproduce los relieves del sarcófago romano de Husillos conservado en el Museo Arqueológico Nacional que resumen la Orestíada de Sófocles en el mimento en que Oreste mata a Clitemnestra mientras las furias acosan al héroe con serpientes en las manos. En térrminos cristianos La Expulsión de Adán y Eva por las fuerzas de la tierra (la serpiente como símbolo telúrico), aunque pueden purificarse en su paso por la tierra (simbolizados en la máscara que vierte el agua pruficadora por su boca). Yo soy la fuente de vida, dirá Cristo. Capiteles en San Martín y en el Museo Arqueológico Provincial de Palencisa.
    La restauración de ese material escultórico también fue revisada con todo detalle. Todos los elementos se desmontaron, limpiaron y almacenaron cuidadosamente. En algunas ocasiones se procedió a la talla de copias intentando reproducir el tema iconográfico que se podía deducir por la información que se tenía incluyendo el propio capitel original. En las zonas rehechas una R en letra capital advierte del cambio. Sin embargo apenas era necesario. Muchos de los sillares nuevos de muros y plementos se confunden con los originales por el paso del siglo transcurrido. En las labores escultóricas las piedras nuevas son fácilmente discernibles. El color les delata y más aún la calidad de la talla. Algunos de estos capiteles originales se conservan en el Museo Arqueológico de Palencia. Pongo juntas las fotografías de original y copia para que se puedan comparar. La restauración escultórica parecía ir por buen camino hasta el momento de volver a situar las piezas en su lugar preciso. No fue posible recolocar cada capitel y cada canecillo en su lugar primigenio. Algunos están trastocados, y aunque se mantenga el discurso general del programa iconográfico, la precisión del mismo, según los estudiosos, se ha perdido quizás para siempre.
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Copia de capitel y original con la escena de varios personajes cabalgando sobre felinos. San Martín de Frómista y Museo Arqueológico Provincial de Palencia.
He llamado copias a los capiteles que se pueden ver en el templo de San Martín. Quizás fuera más adecuado llamarlos explicaciones, o puntos del aparato didáctico que completa el significado de una pieza museística llamada San Martín de Tours en Frómista. Convertir la iglesia en una pieza de museo, y con el tratamiento que ello implica, es lo que ha guiado la actividad de Aníbal Álvarez.
Personaje cabalgando sobre felino simbolizando como los hombres son llevados y dominados por las fieras, símbolos de los vicios. En la parte izquierda de la imagen una fiuera muerde el tobillo del personaje simbolizando los horrores del infierno. Museo Arqueológico Provincial de Palencia.
      En la restauración se ha despojado al templo de todo lo que se sabía no era de la época de su construcción y se ha dejado lo estrictamente original. Estos días presentaba en clase unas imágenes del museo del Louvre en las que un grupo escultórico desarrollaba el tema del Descendimiento, pero en el que no aparecía ni cruz, ni sudario, ni contexto alguno. De forma similar recuerdo que se muestran piezas de armaduras de caballos y caballeros en el Museo de Historia Alemana de Berlín, suspendidos del techo por múltiples hilos de nylon, pero sin las figuras de caballos o caballeros que lo soportasen. Bastantes ejemplos más siguen viniendo a la memoria. Lo que importa: hay una corriente de actuación en los museos que preconiza presentar los objetos museísticos sin recontextualizar (descontextualizados están siempre como bien sabe el lector) intentando presentar el objeto formalmente perfecto, sin ningún elemento de distracción. La arquitectura de San Martín se ha tratado de esta manera. Solo se ha reconstruido lo que era imprescindible para su completa presentación, aunque sepamos por palabras propias de Aníbal Álvarez que intentó “complementar adecuadamente” lo que estaba restaurando. En el apartado escultórico tampoco dejó de completar el programa iconográfico.
Copia y original de capitel de San Martín de Frómista con representación de Pelícanos, tradicional simbología de la figura de Jesucristo. San Martín de Frómista y Museo Arqueológico Provincial de Palencia.
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En resumidas cuentas, desde hace muchos años san Martín de Frómista no acoge a vecinos ni a devotos, solo es visitado por estudiosos, turistas y peregrinos que nunca esbozarán una oración. San Martín es un templo en desuso. Para ser más exacto ha cambiado de uso como todas las piezas de museo. Ahora explica el arte románico en su versión más perfecta tanto escultórica como arquitectónicamente. El que desee sentir el arte (románico en este caso) que se dirija las pueblos en el borde del despoblamiento y, aunque se sienta furtivo, pida la ayuda del guardés de turno que a buen seguro le ayudará.

viernes, 16 de noviembre de 2012

SAN MARTÍN DE FRÓMISTA (Palencia). Glosas tardías a una restauración II.

Vista de la nave central. En las columnas de la izquierda se pueden aopreciar distintivos de la restauración. San Martín de Tours. Frómista.
-->      Las actuaciones de Aníbal Álvarez sobre la iglesia de San Martín de Tours en Frómista tuvieron lugar en tres ocasiones: 1895, 1896 y 1901. 
     Con el primer proyecto solo se pretendía estabilizar el edificio para evitar su ruina, que se consideraba próxima e inevitable, mediante el recalzado de la cimentación de la zona sur y el apeo general de la iglesia. Aunque se considera, esta solución es desechada por el arquitecto pues supondría la presencia de contrafuertes exteriores que contrarrestaran las fuerzas laterales sobre los muros perimetrales provocadas en exceso por la presencia de la torre sobre el cimborrio y el tejado a dos aguas con muchos apoyos los extremos de las bóvedas laterales y pocos sobre los muros soportes de la bóveda central, a los que necesariamente hay que sobrecargar para conseguir la estabilidad del conjunto. Esta solución probablemente daría satisfacción a algunos críticos posteriores, al dejar intacta la fábrica original y también sus añadidos, o lo que es lo mismo: la historia del edificio. El resultado de una actuación semejante nos recuerda el tratamiento que se dio en la restauración del siglo XVIII a la Colegiata de Santa María del Sar en Compostela. Intuyo que la imagen de la colegiata debió estar muy presente en el pensamiento de Aníbal Álvarez al desestimar esta opción por su “aspecto antiartístico y fuera de época”.

Vista de los arbotantes dispuestos para sujetar la cubierta tras la restauración del siglo XVIII. Colegiata de Santa María del Sar. Foto: José Antonio Gil Martínez tomafda de Wikipedia.
                    
-->Álvarez entiende que se le pide no tanto una estabilización del edifico como una restauración, es decir devolver el aspecto original de la iglesia cuando se construyó en el siglo XI. Por tanto decide prescindir de los grandes añadidos conocidos y desmontar el torreón sobre el cimborrio, la escalinata exterior de acceso al mismo, los tejados a dos aguas, los recintos utilizados como sacristía y como capilla lateral y las construcciones modernas a los pies de la fábrica, además de los ya comentados trabajos de apuntalamiento general y recalce de la cimentación de la zona sur. Con todas estas supresiones se cortaba de raíz las causas que provocaban la inestabilidad del edificio. Pero también se perdía para siempre la visión romántica de la iglesia que había captado Francisco Javier Parcerisa i Boada para el libro Recuerdos y Bellezas de España. A cambio el arquitecto apostó por una restauración que permitiera devolver el aspecto primigenio a la edificación y posibilitase también recuperar su uso habitual como recinto de culto. Aníbal Álvarez propuso seguir los criterios de una restauración a la francesa, que permitiera la pervivencia funcional desestimando el criterio de un asentamiento de ruinas a la italiana que convertía los restos patrimoniales en elementos inermes aunque totalmente auténticos
Francisco Javier Parcerisa i Boada. San Martín de Frómista.
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   Solo un año después del primer proyecto se tuvo que cambiar el sentido de las actuaciones al comprobar la inminente desestabilización y caída del edificio. En este segundo proyecto, además de todo lo previsto en el primero, se propone demoler y construir de forma sucesiva y sin intervalos temporales para conseguir precisión en lo reconstruido y evitar las posibles dudas que pudieran darse al tener presente el modelo antiguo. Las restauraciones se ejecutarán con las piedras previamente demolidas y numeradas antes para colocarlas en el mismo lugar. Donde falten se repondrán los huecos con otras similares de color discernible y sin ornamentar, buscando la diferenciación entre la fábrica original y los añadidos del momento. En teoría, sigue muchas de las recomendaciones que mucho después se darán en las Cartas del Restauro a partir de la redactada en Atenas (1931), Venecia (1964) y sucesivas.
Aníbal Álvarez. Vista de la facada sur de San Martín de Frómista en 1895.
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   Sin embargo la demolición de todos los añadidos a lo largo de la historia supuso la presencia de demasiados “huecos” que habría que cubrir y necesariamente “inventar”. El más importante, sin duda, fue la fachada oeste a los pies de la iglesia de la que se carecía de toda información original. La “construcción” de esta fachada, así como la implantación del pavimento y otras piezas menores (mesa de altar vidrieras, etc.) son el núcleo de la actuación de 1901.
   El resultado final es la presencia de una fabrica arquitectónica de iglesia, modelo perfecto de construcción siguiendo el estilo románico, de la que no estamos seguros de la autenticidad de todas sus partes aunque siguiendo, la terminología cinematógrafica de lo verosímil fílmico, todas son lógicas y consecuentes.

Stüler, F.A.; Chipperfield, D.; y Harrap, J.: Vista de una sala del Neues Museum donde se pueden comprobar la cohexistencia de materiales originales de la época de Stüler, materiales de "relleno" de la restauración de Chipperfield y materiales de la dotación técnica del museo. Neues Museum. Berlin.
   Para concluir un ejemplo que ha sabido resolver todos los problemas planteados en Frómista. Me refiero a la restauración, concluida en 2010, del Neues Museum de Berlín realizada por David Chipperfield y Julian Harrap sobre los restos bombardeados en la 2ª guerra mundial y en parte no consolidados durante la época de la RDA del edificio construido por Friedrich August Stüler entre 1843 y 1859. La simple contemplación de la fotografía que aporto nos da muchas de las pautas adoptadas por la tecnología restauradora actual. En cien años se ha conseguido pasar de los planteamientos certeros a las aplicaciones precisas.