Las últimas informaciones aparecidas en la prensa sobre las discrepancias entre el Ayuntamiento de Málaga y Programa Royal Collections en la constitución de Art Natura nos vuelve a poner sobre el tapete algunas características de la política industrial en el ámbito de la cultura que se da en la ciudad de Málaga.
Recopilo los datos conocidos para entender mejor el fenómeno: Programa Royal Collections es una Agrupación Europea de Interés Económico cuyo “objeto social es la creación de grandes colecciones y la realización de exposiciones sobre Gemología, Artes y Ciencias con las que desarrollar proyectos para Turismo Cultural, originales y del máximo nivel internacional”[1]. En 2006 el Ayuntamiento de Málaga firma un contrato con la empresa Programa Royal Collections para constituir Art Natura. Por este contrato Art Natura, o Art Natura Málaga (algunas fuentes utilizan esta denominación) desarrollará en una superficie de unos 20.000 metros cuadrados tres grandes exposiciones: la primera sobre piedras preciosas en la que se expondrán más de 150.000 quilates; la segunda sobre Ciencias de la Tierra y la tercera sobre Ciencias de la Vida. El contrato tiene una vigencia de 10 años prorrogable por otros 10. Según la propia propaganda de Programa Royal Collections [2] estos servicios y sus detalles (Gemas de especial Exposición, Art & Gemas, Escultura Mediterránea, Tesoros de Gaudí, etc.) son ofertados a quien desee contratarlos y así alardea la empresa de hacerlo con diferentes entidades nacionales e internacionales. Deduzco de todo ello que parte de las colecciones son intermitentes y pueden no estar de forma permanente en territorio malagueño. Deduzco también que los tiempos de permanencia en Málaga de los componentes de la exposiciones los determina la empresa Programa Royal Collections y no el Ayuntamiento de mi ciudad, patrocinador de las mismas.
Por su parte, el Ayuntamiento de Málaga se compromete a aportar un espacio adecuado para albergar estas exposiciones temporales durante los diez años que dura el contrato. El Ayuntamiento ha acondicionado a tal fin la antigua fábrica de Tabacalera en la que ha invertido aproximadamente 30 millones de euros hasta el momento. Algunos de ellos son irrecuperables en caso de rotura definitiva de contrato dado que el acondicionamiento del edificio se ha hecho satisfaciendo necesidades concretas y específicas de una exposición muy particular: la de gemas. Además el Ayuntamiento paga 1,2 millones de euros anualmente en concepto de canon. Esta cantidad se actualiza automáticamente con la desviación del IPC anual. La partida se completa por la exoneración del impuesto del IVA que asume el Ayuntamiento de Málaga. A estas cantidades hay que sumar el 93% de la recaudación por visitas. En contrapartida de ingresos el Ayuntamiento recibirá el 7% de la recaudación en taquilla para sufragar sus gastos. Un cálculo generoso de visitas, 300.000 anuales durante 10 años, con un precio de entrada de 5 € (el lector puede duplicarlo si quiere) nos da unos ingresos para el Ayuntamiento (7%) de 1.050.000€ en 10 años o de 105.00€ al año. Por lo que explica en su página web la empresa Programa Royal Collections está capacitada para aportar personal especializado de todo tipo para cualquiera de las actividades que se presentan en este tipo de organismo cultural. No sé si con facturación aparte o inclusa en el convenio suscrito.
En resumidas cuentas, el Ayuntamiento de Málaga ha alquilado un espectáculo cultural (la ausencia del sentido de permanencia no lo alejan del concepto que se tiene de museo o de ser servicio cultural) durante diez años, en la idea de que promueva un turismo de justifique la inversión. El planteamiento económico sigue siendo el gran referente. Los gestores municipales parecen estar muy convencidos de las bondades del sistema porque lo han aplicado en términos similares con el Museo Automovilístico de Málaga, el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza y creo que con el Museo Revello de Toro. Son colecciones de particulares, expuestas por tiempo limitado, en edificios públicos adaptados a la nueva función (en algunos casos son verdaderas reconstrucciones totales), con dinero público.
Todas estas actuaciones son manifestaciones cada vez más avanzadas del proceso de externalización de funciones que llevan a cabo los diferentes organismos de la administración pública, en su intento de descargarse de los compromisos laborales que genera una plantilla de funcionarios más o menos amplia. El sentido empresarial domina todo y las actividades hasta hace muy poco públicas las realizan empresas de tipo público pero externas al organismo de las genera, o directamente se privatiza el servicio. El horizonte que se pretende alcanzar es el descenso de personal, y el consecuente ahorro, dependiente de los organismos públicos. El proceso de externalización de actividades lleva a contratar personal exterior al organismo que lo sufraga, e incluso, y es donde nos encontramos con la política cultural de la ciudad de Málaga, a inventarse la actividad y sus gestores, y pagar por ello durante un tiempo determinado.
Pero, siempre hay un pero, cuando esos propietarios y gestores terminen el período de alquiler, o no puedan subir los precios del préstamo por la razón que sea, o no hayan conseguido vender sus colecciones al precio que ellos determinen, se irán y ofrecerán su mercancía en otra parte a la búsqueda del mejor postor. Cuando eso ocurra, y en tiempos de vacas flacas siempre ocurre, ¿qué ha quedado de todas las inversiones en el territorio? ¿qué riqueza se ha generado? ¿quién se ha beneficiado?
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