miércoles, 6 de octubre de 2010

MUSEO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA. Contenido.

La visita se inicia bajando al estrato más bajo: Atapuerca. Museo e la Evolución Humana. Burgos.
Parecía que el Museo de la Evolución Humana iba a ser el gran escaparate de los hallazgos conseguidos en las excavaciones de Atapuerca. Las noticias de descubrimientos paleontológicos y arqueológicos que cambian muchos de los conocimientos asentados sobre el origen del hombre en Europa y sus características en las últimas décadas, la polémica establecida con otros hallazgos como los de Orce (Granada), el establecimiento de un nuevo tipo de homínido, el Homo antecessor y en último término la existencia de restos fósiles y manufacturados que permiten caracterizar el homínido anterior o los abundantes restos del Homo heidelbergensis como Miguelón (craneo nº5 de h.h.), Elvis (pelvis de h.h.) o Excalibur (bifaz de cuarcita vulgar por su forma pero muy importante por el lugar donde fue encontrado donde no hay otro objeto manufacturado similar) y otros muchos dignos de ser explicados a un curioso ignorante, demandaban un lugar donde  almacenar, estudiar, presentar, exponer y difundir semejantes tesoros
 El edificio recuerda Atapuerca, el vacío del paisaje y lo lleno de las entrañas de la tierra. Como ilustra la foto 1ª el público inicia su visita desde el estrato más bajo Atapuerca. Tras algún audiovisual que se visualiza de pie se accede a la sala de los restos fósiles. No la presento porque no se permite fotografiar. La sala tiene unas  dimensiones muy pequeñas para el contenido que ofrece (los restos que han hecho importantes los estudios realizados sobre los mismos). Los restos se montan en vitrinas alineadas y generando pasillos de estrechos que generan a su vez la visualización en fila india, retención primero , y apresuramiento después. Las piezas más importantes del museo se ven deprisa y mal a pocos visitantes que tenga. El ancho de la puerta de salida que se observa en la fotografía ratifica perfectamente lo explicado.
Evocación del Beagle y proyecciones de dibujos de Ramón y Cajal. Museo de la Evolución Humana. Burgos.
Al salir de este pequeño espacio y subir por las rampas, o por el simbolismo de la evolución, el museo cambia totalmente de tipos de contenidos, de forma de verlo y con ello de significado y finalidad. El museo se ha transformado en un centro de interpretación, pero no de los yacimientos de Atapuerca, sino de la evolución humana en su conjunto. Ya no presenta documentos museológicos, fondos de museo, sino reproducciones y evocaciones de temas, audiovisuales y proyecciones en gran cantidad y variedad. Es una presentación tridimensional de algún libro infantil que quiere conectar la evolución humana con algunos nombres previamente ya muy conocidos como es el caso de Charles Darwin y don Santiago Ramón y Cajal.
En cuanto a la disposición de materiales y objetos de contemplación el espacio abierto, es el protagonista casi rayando con lo desangelado. Destaca de forma muy agradable el diseño del mobiliario, de los soportes y de muchos complementos.
Sucesión de audiovisuales individualizados y pantallas de proyección de presentaciones informáticas. Museo de la Evolución Humana. Burgos.
Visto el museo, y a la espera de informaciones complementarias, me queda la duda de saber porqué los responsables del mismo han optado por hacer un libro espectacular de tamaño y gasto sobre un tema que se explica en 20 páginas ó 200.000, según el nivel intelectual del lector, y abandonan explicar a diferentes niveles (analfabetos científicos o doctores universitarios de paleontología) los hallazgos y, aún más importante, la trascendencia de esos hallazgos para la Humanidad ( en este punto no se admiten localismos)

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