miércoles, 3 de octubre de 2012

REBANAL DE LAS LLANTAS

El vicio de la lujuria. Pila Bautismal. Iglesia del Salvador. Rebanal de las Llantas (Palencia).
Rebanal de las Llantas es un pueblo de la montaña palentina situado a 1150 en el inicio del Valle Estrecho y a 13 km de Cervera de Pisuerga. Según las fuentes consultadas la población oscila entre los 8 y 13 habitantes y por lo recóndito del lugar nunca debió tener mucha más población a pesar de la riqueza en hayedos y robledales (proporcionan un espectacular paisaje) cuya madera daba, en tiempos, la materia prima de carpinteros y artesanos, oficios significados en la población.
A pesar de lo escondido del lugar, Rebanal estuvo poblado desde los inicios del segundo milenio necesariamente con bastante mayor población que en la actualidad pues fueron capaces de costear una iglesia, quizás muy pequeña de la que no se conserva nada, la actual es del siglo XVI, y una pila bautismal con un programa iconográfico de interés por su aparente  inadecuación realizado en un medio relieve de calidad relevante en alguna de sus zonas.
La pila bautismal, fechada a finales del sigo XII, realizada en piedra arenisca, con forma semicircular, de 52 x 90 cms, presenta una sucesión de escenas sin cortes de separación, a modo de friso corrido.
La Paz y la Tregua de Dios (detalle). Pila Bautismal. Iglesia del Salvador. Rebanal de las Llantas (Palencia).
La primera escena esta dedicada al vicio de la lujuria. Se presenta a una mujer cuyos pechos son mordidos por dos serpientes que parecen ser amamantadas por ella. Una de las serpientes se enrosca entre las piernas y brazos de otra mujer que utiliza sus manos para ocultar su sexo y su pecho. Una tercera serpiente colgada desde lo alto parece dirigirse a las dos mujeres que soportan el suplicio con los ojos entornados y la boca cerrada. Es evidente el sentido moralizante, para algunos necesariamente de castigo, de la representación.
Siguiendo a la derecha, la escena siguiente representa a dos jinetes con lanza y cota de mallas enfrentados y con una dama en medio que sujeta la espada de uno y la lanza de otro. Es un tema bastante desarrollado en el románico: se trata de la representación de la Paz y la Tregua de Dios.
Escena amatoria. Pila Bautismal. Iglesia del Salvador. Rebanal de las Llantas (Palencia).
La escena que sigue está formada por cuatro personajes. Los dos centrales, son una pareja abrazándose, besándose y realizando el coito mientras un hombre, quizás el fiador parece dirigirse a los amantes, mientras en la parte derecha una mujer, con manto toca y barbuquejo, apoya su mano y empuja la espalda de la amante hacia su oponente masculino. El realismo de la escena recuerda capiteles y canillos de la iglesia de Cervatos.
El friso sigue con una escena en la que se presenta a un músico tocando una vihuela con arco acompañado de una bailarina, normalmente interpretada como escena de juglaría, y concluye con dos personajes abrazados, que por la actitud de sus caras en actitud repulsiva más parecen luchar y que se suele identificar como la representación de la discordia. De este tipo de desórdenes protege una mujer a su hijo escondiéndolo con sus manos en su regazo.
La discordia. Pila Bautismal. Iglesia del Salvador. Rebanal de las Llantas (Palencia).

En total dos escenas de disputas resueltas de manera distinta: en una dama protege a un niño con sus manos separándolo de la disputa y en la otra deteniendo a los contendientes. La Iglesia se representa a si misma en su labor mediadora. Dos de las escenas restantes están dedicadas a relatar las alegrías de la vida: la danza y la práctica amorosa. La quinta y última, mujer humillada y torturada en su femeneidad, relata de forma inequívoca el castigo.
Se dice que en la cultura judía está inserto el sentido de la venganza, de la ley del talión. En respuesta a esta actitud la cultura cristiana ha aportado una dicotomía: el perdón, incluso al hijo pródigo, y el castigo irremediable, aunque ya se haya determinado que no existe infierno.
¡Y todo este programa se desarrolla en una pila bautismal!
La aportación de las últimas generacionesconsite en situar la pila en un cubículo de reducidas dimensiones y contra la pared de tal manera que su acceso es imposible para cualquier visitante (no permite apenas su limpieza lo que origina un color de la piedra arenisca muy diferente). Las posibilidades de autofoco de las modernas cámaras han permtido captar "a ciegas" las escenas que se presentan. Doy por supuesto que el lector ha entendido que la escena que se sitúa contra la pared es la de carácter amoroso.

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