sábado, 2 de octubre de 2010

MUSEO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA. Edificio.

Fachadas de los tres edificios. Museo de la Evolución Humana. Burgos.

La última gran inversión en materia museística en Castilla y León se concreta en el Museo de la Evolución Humana en Burgos. El Museo es la parte más vistosa del sistema que abarca los Yacimientos de Atapuerca, los centros de recepción de visitantes de los pueblos de Atapuerca e Ibeas de Juarros, así como sus correspondientes equipamientos didácticos y centros de interpretación. El propio museo de Burgos se organiza en tres edificios, que corresponden en cierta medida con las tres zonas clásicas de los museos: logística (edificio de oficinas, almacenes y estudios de los materiales provenientes de los yacimientos [en la fotografía el más alejado]), zona de exposición permanente (en el centro y al que se denomina propiamente Museo de la Evolución Humana) y la tercera zona de animación al público (aún en construcción y que albergará el auditorio, salas de exposiciones temporales y otros servicios)
Los tres edificios mantienen similitudes formales en el exterior, no muy distintas a las de cualquier edificio de oficinas que se precie de moderno y una diversidad funcional particularizada en sus interiores de mayor interés. En el edificio que corresponde a la zona de exposición permanente su autor, Juan Navarro Baldeweg, ha creado un prisma ocupado por el piso completo de la planta semisótano y por otras tres alturas sobre la mitad de la superficie anterior. En total 15.000 m2 de superficie con la mitad ocupados en exposición permanente y otros 2.000 con destino a actividades culturales. El resultado final es un hermoso y raro vacío de luz. El lector ya ha comprendido que Bruno Zevi nos acompaña en esta descripción. Intentaré ir de su mano.

Espacio central. Museo de la Evolución Humana. Burgos.
  El espacio geométrico está delimitado por cuatro caras-cristalera con transparencias graduables (algo debe haber influido la catedral de la ciudad) y otras dos construidas. La correspondiente al suelo se articula en cuatro grandes jardineras que permiten la presencia de especies arbóreas y vegetales en general, a la vez que indican entradas al subsuelo. Recordar el paisaje, no la forma, sino la sensación, de la zona de Atapuerca es uno de los hilos conductores. La sexta cara del prisma que nos falta son pisos en terraza donde se sitúan diversos servicios de exposición.
Para el visitante, una vez aceptada la figuración del paisaje, el vacío, el protagonista arquitectónico, aún está por definir. Levanta la vista y está perdido. Aún no hay referentes, ejes de visión, direcciones u objetos en los que ordenarse y vivenciarse. Solo está organizada la inmersión en tierra por medio de las salas situadas en semisótano recordando bajar a al estrato más bajo de la civilización, es decir, Atapuerca. Después un recorrido muy dirigido por diversas zonas de explicación e interpretación (que comentaré el próximo día) concluye en el piso más alto donde se sitúan la librería (con tendencia a la especialización científica) y una cafetería provisional. El vacío, todavía informe, sigue siendo protagonista de este museo.
3ª Planta. Librería y cafetería al fondo. Extintores en 1º término. Museo de la Evolución Humana. Burgos.
 
  He dejado para el final una de las fotografías más significativas. Las escaleras mecánicas están vacías. La toma es del 22 de Agosto de 2010 a las 17:45. Los responsables entendieron que el museo iba a ser importante y eso lo refrendaría la presencia de visitantes interesados en el conocimiento de Atapuerca, de la Evolución Humana, de la Ciencia en particular, o  de la cultura en General. Seguiré la respuesta del público a este nuevo museo e informaré de ello. Mientras, en el próximo escrito, comentaré el programa museográfico, y el discurso expositivo.
Escaleras mecánicas. Museo de la Evolución Humana. Burgos.
 

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